Un año más, después de la maravillosa sensación con la que regresé el año anterior, me acerco hasta Puerto de Vega a disfrutar de la víspera de las fiestas de Nuestra Señora de la Atalaya (Las Telayas)...
Este primer acto festivo tiene su momento álgido con los cabezudos que recorren las calles del pueblo a partir de las 12 del mediodía...
Vuelvo a sentir la sensación de contagio ante las ganas de fiesta que todos transmiten, una inercia que te lleva a envolverte en la celebración..., una herencía pasada de padres a hijos y de abuelos a nietos, una manera especial de vivir unas fiestas, el sentimiento trasladado en pos del disfrute y la tradición, donde el momento por ser festivo, no deja de ser emotivo...
Una vez más me vuelvo a ratificar, las fiestas son de los pueblos..., y esta es una fiesta que define a un pueblo, que marca la diferencia de porque las tradiciones deben de mantenerse...., porque en ellas nos va la identidad, por ellas somos diferentes, por ellas existe la diversidad, por ellas reconocemos donde nacimos y donde nos sentimos en casa..., esas tradiciones que debemos de cuidar si queremos cuidar lo nuestro....
Vuelvo con la misma sensación del año anterior, pero magnificada si cabe...esta gente vuelve a demostrarme que creen lo que dicen y lo que cantan, que lo transmiten con más fuerza que lo recogieron y que de esta manera esto nunca terminará...
Felicidades amigos de Vega, me gustaría ser uno más en esos momentos de los que muchos pueblos deberían aprender como se pone el corazón para hacer una fiesta....
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